IV – Halloween Night, Guy Fawkes Night y Snooker Night.

En esta ocasión, me gustaría empezar hablando sobre la Biblioteca Nacional. No se si es porque me gustan las bibliotecas o por qué razón, pero ciertamente me encantaba aquel lugar, y la gente se sorprende mucho de mi fascinación por ella, cuando la hago fotos, hablo sobre ella...
Para saber sobre qué escribir, y seguir una línea en el tiempo, utilizo las anotaciones que hice en un cuaderno, separadas por secciones (exactas a las de la web) que dividen de dos en dos todas las semanas de mi estancia en Aber, que es como en un principio, y antes de que se me cascara el ordenador, estaba previsto que fuese. De entre todas estas anotaciones, dos de ellas rezan "Biblioteca Nacional".
El nombre de Aberystwyth, que en un principio puede sonar bastante poco, sonó muchísimo en el momento en que se disputaba, junto a Cardiff, la capitalía del país de Gales. Al final, como sabréis, la elegida como Capital fue la ciudad de Cardiff pero, a cambio, Aberystwyth se llevó el honor de contar con la Biblioteca Nacional.
El edificio en el que se instaló la biblioteca cuenta con las salas de lecturas y zonas dedicadas a exposiciones y de uso público en general y otro edificio adosado de mayores proporciones para albergar todos los libros y revistas. El edificio de entrada pública, de un color gris muy claro, que se ubica justo sobre el primer escalón de la colina en la que está Penglais puede verse desde muy lejos y desde el mar. Tanto es así, que en la Segunda Guerra Mundial se pintó completamente de negro para que se avistase desde tan lejos.

Formar parte de la comunidad de personas que puede acceder al interior de la biblioteca es algo maravilloso, y en ningún lugar como allí, me han tratado tan bien. ¡Como un Sir!
Un "día de Bibliteca Nacional" te levantas por la mañana, enciendes el ordenador y te conectas a la página oficial. Buscas los libros/revistas que quieres leer ese día, introduces los números de tu tarjeta y password, el número de mesa... y ya están pedidos. Desayunas y te das un paseo hasta el Campus de Penglais mientras que los trabajadores de la biblioteca buscan lo que has pedido. Te deleitas unos minutos en la mismísima puerta observando el tremendamente bello paisaje que se observa desde allí y entras por la puerta. Te dirijes a los casilleros y dejas allí (bajo un pound de llave) tu abrigo, bolsa, etc. llevando contigo un cuaderno y un bolígrafo. Comienzas a atravesar el pasillo a través de una alfombra roja. Llegas hasta los guardias de seguridad que te saludarán con un Buenos días señor, les enseñas tu tarjeta de la biblioteca y te dejarán pasar con Gracias señor. Sigues avanzando a través de la alfombra roja y llegas a la zona donde puedes pedir libros, comentar los problemas que tengas, etc. pero no nos detenemos allí. Continuamos entrando en la gran Sala Norte de Lectura donde se respira el silencio, donde el ambiente de luz natural y artificial, estanterías de madera y libros antiguos además de alguna que otra estatua te llena de una tranquila alegría. Andamos unos pasos hacia nuestra mesa. Y allí están: los libros que habías solicitado hace tan sólo una hora, esperándote, diciendo léeme.

Al fondo a la izquierda. Atraviesa un par de puertas y... voila!
La mía solía desprender un tufillo a bocata de chorizo...



HALLOWEEN
Y como quien no quiere la cosa, llegó el 31 de Octubre. Halloween. Una noche de gran tradición aquí en el Reino Unido que no sólo se basa en fiestas para dultos en discotecas y demás, como se está empezando a introducir en algunos paises como el nuestro, sino que se celebra de la manera más conocida por todos por las películas de Hollywood. Y es que ya se sabe de donde vienen las más antiguas tradiciones de los EEUU, de aquí. Y en Aberystwyth no iban a estar menos presentes estas fiestas de los paganos celtas en las que los pequeños se disfrazan por la noche (es decir, a las 7 de la tarde) y salen cenados, o no, en busca de las aterrorizadas familias que tendrán que enfrentarse al abrir la puerta con el famoso Trick or Treat!.
"¿Y qué harías tú, enano, si te dijera trick?" fanfarroneaba mi colega de Ingeniería James, mientras observábamos alguna de las fotos de nuestra también colega del grupo Suzana.
Halloween 2004. Picture by Suzana. Thanks a lot.
La fiesta de Halloween es celebrada especialmente por los más pequeños de las casas. Para ellos suele haber multitud de actos de recreo como por ejemplo el conocido juego de morder una manzana que está flotando en un cubo de agua. Además son tradicionales las conocidas manzanas rodeadas de caramelo y la clásica Ruperta masacrada a cuchilladas para formarle una terrorífica cara y con una velita en el interior.

En el caso del que suscribe, Halloween fue vivida por los disfraces y decoros de los miembros del personal del restaurante, así como una salida vespertina en la que, si bien no llegué a ver a los niños aporreando las puertas en busca de caramelos, ya se empezó a ver a la gente disfrazada para ir al pub y/o discoteca.

Jack-o'-lantern
En el restaurante ambientaron con canciones como: "Dammit, Janet"



GUY FAWKES NIGHT
El 5 de Noviembre de 1605, un grupo de conspiradores católicos intentó volar el parlamento, en el que se encontraba en ese momento el Rey James I. Dicho atentado no llegó a tener lugar y desde entonces se celebra cada año la noche de Guy Fawkes, uno de los más representativos protagonistas de la conspiración, en la cual se tiran montones de fuegos artificiales y demás artefactos compuestos por pólvora que iluminan la noche. Además, se suelen hacer hogueras y un muñeco representativo de Guy Fawkes al que se le quema como él quisiera en su día del Palacio de Westminster en Londres.
Por aquellas fechas las tiendas se llenaron de fuegos artificiales en Aberystwyth y el ayuntamiento preparó unos fuegos propios que señaló se lanzarían a una determinada hora. Para hacer de Wales Times un diario más fidedigno, y para disfrutar del espectáculo, aquella noche me fui a la hora concreta a lo alto de Aberystwyth (la Biblioteca Nacional) para ver los fuegos mejor y captarlos con el objetivo de mi cámara (¡todo un reto!). Desde allí se divisaban los fuegos artificiales que salían aleatoriamente de todas las fincas de particulares de Aber y cómo la gente se dirigía a la playa para ver algunos de los fuegos de mar que se preparaban. A la hora señalada encendí mi cámara, hice varias pruebas y espere paciente a que comenzase el gran festejo. Para mi desgracia, éste llegó media hora tarde, las pilas de mi cámara estaban casi agotadas y sólo pude coger un par de fotos que... eran las primeras de fuegos artificiales...

Remember, remember the fifth of November,
gunpowder, treason and plot,
I see no reason why gunpowder treason
should ever be forgot.
Guy Fawkes, Guy Fawkes,
'twas his intent
to blow up the King and the Parliament.
Three score barrels of powder below,
Poor old England to overthrow:
By God's providence he was catch'd
With a dark lantern and burning match.
Holloa boys, holloa boys, make the bells ring.
Holloa boys, holloa boys, God save the King!
Hip hip hoorah!
A penny loaf to feed the Pope.
A farthing o' cheese to choke him.
A pint of beer to rinse it down.
A faggot of sticks to burn him.
Burn him in a tub of tar.
Burn him like a blazing star.
Burn his body from his head.
Then we'll say ol' Pope is dead.
Hip hip hoorah!
Hip hip hoorah!
En fin, que esa noche fue muy interesante, ciertamente, si veis que sale mucho humo de la casa de los vecinos... ¡llamad a los bomberos! Pero si es Guy Fawes Night, olvidadlo, probablemente no sea nada, pero ¡a veces parecían verdaderos incendios!



Bueno, pues entre diferentes celebraciones propias del lugar, conocí un deporte típicamente británico: El Snooker.
En Llanbadarn, el campus de la Universidad donde estaba situada mi residencia, había una habitación, en el edificio principal de la residencia, junto al pub, que albergaba exclusivamente una mesa de Snooker. Y es que una mesa de Snooker como la que había en esa habitación mediría algo razonablemente parecido a 200 x 110 x 75cm. La mesa no tenía ningún cajón cerrado de bolas que las liberase al meter monedas de modo que, la forma en que se pagaba para poder jugar era la siguiente:
-Ibas primero al pub y pedías las llaves de la habitación para, obviamente, poder entrar.
-A continuación, nos encontrábamos con una maquinita pegada a la pared que es la que nos daría luz a la lámpara -típica de los billares- para que pudiésemos ver... siempre que le metíesemos dinero. El precio marcado era de a penique el minuto con lo que, sin ser una estrella de las matematicas, te dabas cuenta que daba mucho más juego que la pequeña mesa de billar del pub, la cual costaba por partida 50p, y que solía estar reservada por una fila de moneditas, cada cual de su dueño, sobre uno de los bordes de la mesa.
-Y... ¡a jugar!
La mesa ya está algo viejilla
Pero ¡es la leche de grande!
Está claro entonces que jugar, jugabas más tiempo, pero ¿más partidas?
Ciertamente el tamaño de la mesa es algo que determina bastante la precisión de tiro ya que, al igual que en los bolos, cuanto más lejos esté el agujero, más tiempo para irse desviando poco a poco tiene una bola. Las bolas del Snooker, además, para ponerlo más fácil todavía, eran más pequeñas algo más pequeñas que las de un billar normal. Pero, ¿Cómo se juega a esto?

Muy brevemente, el Snooker se juega metiendo primero una bola roja, de las cuales hay muchas, y luego otra de un color especial, las cuales se colocan en una posición específica sobre la mesa una vez que se han metido. Las bolas de otros colores diferentes al rojo tienen una valoración ascendente de puntos, según el color. El juego se trata de conseguir cuantos más puntos mejor. Eso sí, nosotros, suprimimos algunas reglas especialmente duras para principiantes, ya que si pensabais que quedarte un turno sin tirar era duro...
Si estás interesado en conocer más sobre el Snooker y ver un gráfico de la posición de las bolas sobre el tablero, puedes hacerlo en la Wikipedia.

Bienvenido a un supermercado. Somerfield
Quería dedicarle algo de tiempo a los supermercados y lo que allí se puede encontrar y cómo. Es increible ver la cantidad de marcas de cada tipo de producto que hay. La gran competencia que existe en el Reino Unido en cualquier tipo de comida es tal, que no hace más que beneficiar al consumidor, ya que los precios bajan. Hay un dicho que corría de boca en boca de todos los estudiantes extrangeros y era que, podrías pobar un tipo de dulce o caramelo cada día y jamás repetirías.
Pero lo que al principio más me perdía en un supermercado era la forma en que estaban ordenadas las cosas. Si tu fueses por ejemplo a por una salsa para la pasta, no la encontrarías junto con las demás salsas o si fueses a por sal, no la encontrarías al lado de el azucar. Aquí la ordenación iba de esta manera. Si querías preparar pasta, ibas a donde estaba la pasta y al lado de la pasta tenías todo lo relacionado con ella, como todo tipo de salsa que sea apropiada para un plato de pasta. ¿Dónde estaba el azucar? ¡Acertaste! Al lado de las extremadamente largas estanterías de té (e infusiones varias). ¿Dónde si no?

¡Grandes ofertas!
Se vende lotería.
En este supermercado además, me encontré con una situación bastante típica inglesa, que demuestra, una vez más, que los buenos modales adquiridos por costumbre no crear situaciones más amables. Como el hecho de tener un gran espacio (doble) tras la cinta de la caja registradora y que la cajera se quede parada mirándote sin empezar con el siguiente cliente (con lo cual el siguiente cliente también se queda mirándote) hasta que no hayas recogido el último producto de tu compra, lo hayas metido en una bolsa y lo hayas retirado del lugar. Sus caras lo decían todo, a pesar de contestar "That's fine" cada vez que te disculpases por no tener superpoderes de velocidad.
Son pequeños detalles que hacen diferente a una cultura. Qué importante es haber puesto una barrita de siguiente cliente antes de poner nada detrás de los productos de otro comprador (aunque sea a kilómetros de los suyos).
Otra cosa que me llamó mucho la atención y que no he había visto en ningún supermercado de Madrid, fue que cuando cogí algunas verduras para hacerme mis ensaladitas, no encontré ninguna báscula en la que pesar las cosas yo mismo o en donde fuesen a pesarla, de modo que pensando en qué me dirían llevé mis bolsitas diréctamente a la caja, y allí, como cualquier otro producto, para mi sorpresa, colocó la cajera las bolsas sobre el cuadradito de cristal con laser y me las cobró. En el recibo aparecía desglosado el peso de cada producto y su precio final. ¡Sorprendente!

Los días pasaron sin muchas más festividades especiales (eso sí, seguía habiendo Universidad). EL resto fueron algún partido de fútbol que jugamos, o alguna fiesta especial en la "Studients Union" para los estudiantes internacionales que se organizó. Aquellos que llevasen vestidos típicos de su país entrarían gratis y tendrían una copa gratis. Así debió de tenerlo una japonesa que apareció con un elegante kimono. Esa noche fuimos al karaoke de la union donde Jorge, un chico español ganó una camiseta al interpretar una canción de Mickel Jackson y ser ovacionado por todos los conocidos de la residencia que ocupábamos un amplio porcentaje de la sala. Si bien había algunas voces muy bonitas, había algunas como la de un chico japonés bastante insistente... que no llegaban a un límite de audición agradable.

Hasta la próxima Wales Times.
Esperemos que no tarde mucho.