V – Se acercan las navidades, Star Wars y el deporte.

Y aquí es relato mis experiencias de las dos últimas semanas antes de las tres semanitas de vacaciones de navidad.
A partir de aquí ya no iré de dos en dos semanas, sino que iré escribiendo más sobre temas, aunque también iré recogiendolos en una línea cronológica de mis viajes y demás experiencias, algunas de ellas anotadas en mi cuaderno de viaje. Como la primera vez que, poco antes de navidad, fui al pub irlandés Ship & Castle.

Ship & Castle es un pub estupendo. Allí todos los miércoles se reunían unos cuantos músicos irlandeses con sus instrumentos y nos deleitaban a todos los presentes con las típicas, y a la vez bellas, melodías irlandesas. No en un escenario, pues el pub no es tan grande como para eso, sino en una de las mesas del local, con lo cual te encontrabas aún más en familia. Ya os comentaré más sobre otros pubs, pero éste era uno de mis favoritos.
Y siguiendo la tradición británica, en Ship & Castle cerraban cerca de las once de la noche, cuando hacían sonar una gran campana colgada y gritaban un sonoro God save The Queen.

Ship & Castle
El pub ya tenía los adornos puestos



Uno de esos calurosos días, que hizo un tiempo estupendo y apenas cayeron unas gotitas, me prestaron una bicicleta y me fui pedaleando junto a una estupenda persona, y gran deportista italiano, por los estrechos caminos entre los hermosos y verdes parajes de Gales.
La verdad es que fue una travesía estupenda, en la que apenas nos cruzamos con ninguna otra persona, ya fuese un viandante, alguien en bicicleta o en coche. Todo fueron campos verdes, árboles, el brillo del sol apareciendo y desapareciendo entre las nubes y el agradable roce del aire puro.
Lo que más había, no obstante, era ovejas.
Qué navideño ¿no?



Siguiendo con el tema de las películas, había algunas que tarde o temprano tenían que caer, y que al no haberlas visto nunca en versión original... les tenía ganas. Hablamos señoras y señores de... STAR WARS. Y, como no podía ser de otra forma, el día que acordamos ver la primera película (es decir, A New Hope) pues había un Madrid VS Barça, y conociéndome pensaréis ¿y qué? Pues que todos los italianos y demás aficionados al fútbol me arrastrarón al pub con ellos a verlo, ya que no podía ser que la única persona de Madrid no fuese a verlo.

Así que allí que estuve en el pub -al cual le saqué fotos, ya que estaba allí-, charlando con los demás y, para no quedarme atrás en cuanto a las películas, cuando el grupo acabó de verla, a eso de la una de la madrugada, me fui al aula 24 horas, bien conocida como Computers Room que, como cualquier habitación perteneciente a la Universidad, tenía aparte de los ordenadores y de su pizarra, una pantalla, un cañón y unos altavoces conectados al ordenador principal con DVD. Por supuesto, a esas horas no había nadie en el aula y pude ver la película a mis anchas, como en el cine :).

En los días sucesivos veríamos toda la antigua trilogía y comenzaríamos con la nueva. ¿Os podéis creer que entre los asistentes había quién no había visto nunca algunas de estas películas?

Todo listo y en espera de que lleguen los últimos para ver en mi habitación el episodio VI.
Aahh... "nuestro" querido pub, a unos pocos pies de distancia.



Y ahora, para hacer un inciso, os voy a hablar de comida otra vez, pero no del tema de siempre de qué tal se come allí, ya que allí, si el que cocina eres tú, se comerá tan bien como tu sepas cocinar y, por qué no... elegir los ingredientes.

Gracias a nuestros amigos daneses, alemanes y demás descubrí una categoría dentro de los alimentos que hasta ahora había sido desconocida para mi. Hablo de los sanos pero más caros... alimentos ecológicos -organic food- que, como la mayoría de cosas que en España puedan ser minorías difíciles de encontrar, allí estaba muy extendido y, si bien había tiendas exclusivas de estos productos, también podíamos encontrar un porcentaje de espacio en los grandes establecimientos con los mismos productos que venden pero de origen ecológico. Así mismo ocurría con los productos de comercio justo.
Ciertamente, al ser desconocedor del tema, les pedí que me explicasen como funcionaba todo aquello y muy amablemente me fueron guiando a través del mundo de los alimentos ecológicos. La principal diferencia y en resumen, es que éste tipo de alimentos están producidos de forma natural, sin ser tratados con ningún tipo de producto químico para modificarlos, protegerlos con pesticidas, fungicidas etc... y en el caso de los animales, sin estar encerrados y con una alimentación a base de piensos preparados. Por supuesto es mucho más caro. ¿Os imagináis el precio de un poco de jamón serrano que cumpla el 100% de los estándares?

Pues ni corto, ni perezoso, la mayoría de las cenas que, por supuesto, las hacía yo (comer dos veces al día de restaurante es algo que no puedes hacerle a tu estómago), las preparé con alimentos orgánicos, amablemente traidos del pueblo por Rasmus Nimgaard cuando yo no podía por mi cerrado horario. ¡Que aquí la mayoría de las tiendas cierran a las cinco!
Y la verdad es que se nota. Si bien es algo que de siempre había notado en algunos productos como los cítricos, que he tenido la gran suerte de comerlos en su mayoría recién cogidos del árbol, en otros alimentos y verduras es una verdadera delicia. Si eres de los que piensan que los tomates, los pepinos, las peras y las manzanas, los calabacines, etc. ya no te saben como antes... no lo dudes y dale un tiento a la cocina ecológica.

Hasta las barras de pan tenían grabado este sello a fuego.

Y ahora os voy a hablar de... El Teléfono. Un tema interesante donde los haya ¿eh?
Como en cualquier otro sitio, en el Reino Unido también disponen de la antigua línea PSTN con la cual poder comunicarnos telefónicamente entre teléfonos fijos. La principal operadora allí es British Telecom o abreviando BT. Las cabinas telefónicas que vi por Londres eran todas los mamotretos rojos que todos conocemos, pero en Gales son algo más pequeñas, pero conservan el formato de cabina cerrada con puerta de toda la vida. Durante mi estancia en Aberystwyth tuve la suerte que una compañía, de las que llamas a cierto número (sin comprar tarjetitas ni nada) y consigues llamar a números nacionales con el coste de metropolitanos, tuvo un error. Y el error fue admitir a su vez llamadas intesnacionales. De esta manera pude llamar a casa por el increible precio de 40 peniques la primera media hora y luego cada 10 peniques más otros 15 minutos (si no recuerdo mal). Todo un lujo.
Curiosamente la gran mayoría de las cabinas estaba situadas al lado de alguna carretera de bastante tráfico y únicos lugares de mayor ruido del pueblo.
En Birmigham había cabinas con Internet.
Hay una cosa que recuerdo de cuando estudiaba los números en inglés y que me sorprendió sobre algunos ejemplos del libro. Según decía el libro, los ingleses, al coger el teléfono, lo primero que decían no era Hello? o algo por el estilo sino que te decían a la carrera todo su número de telefono, al que acababas de llamar, para que supieses si te habías equivocado. Pues bien, estando allí comprobé, lo que ya me imaginaba, que eso no era verdad... ¿o si?
De manera sorprendente, escuchando la radio, un programa me llamó la atención sobre manera. Yo estaba habituado a escuchar algunas emisoras de radio, entre ellas la Classic FM en la que un día, no recuerdo exactamente el motivo de la llamada, aunque supongo que sería un concurso o sorteo, se realizó una llamada en la que al descolgar el teléfono al otro lado de la línea se escuchó un... ¡número de teléfono! Una retahíla de números pronunciados por una persona antes de iniciar la conversación. ¿Y bien? Entonces... ¿se dice o no? La conclusión que yo saqué en ese momento al escuchar la voz al teléfono fue que sí, hay quienes lo dicen: las personas muy mayores.

Aquí concluye lo que fue la primera etapa en Aberystwyth hasta que llegaron las tres semanitas de vacaciones en casa por navidad. El último día fue el único en el que no lo pasé tan bien debido a las despedidas y sobre todo a los líos que se forman con el tema del equipaje, especialmente incrementado cuando tienes que vaciar la habitación y limpiarla por completo. Afortunadamente, al final, nos permitieron dejar nuestras cosas en el armario, pero aún así es todo un trastorno tener que, antes de irte, dejar la cama vacía y sin su ropa, guardarlo todo en el armario, limpiar la habitación bajo sanción monetaria y largarse rápidamente con las maletas a coger el tren de madrugrada para ir a Londres y de allí al aeropuerto.

En las universidades del País de Gales se dan las clases en inglés.